jueves, 18 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
ORACIÓN
“... Dios mío, Tú me dices que seré dichoso, dichoso de la verdadera felicidad... Que, a pesar de ser tan miserable, soy
como una palmera plantada al borde de las aguas vivas, de las aguas vivas de la Voluntad divina, del Amor divino, de la Gracia..., y que daré fruto a su debido tiempo.
“... Dios mío, Tú me dices que seré dichoso, dichoso de la verdadera felicidad... Que, a pesar de ser tan miserable, soy
como una palmera plantada al borde de las aguas vivas, de las aguas vivas de la Voluntad divina, del Amor divino, de la Gracia..., y que daré fruto a su debido tiempo.
Dígnate consolarme, me siento sin fruto, me siento sin
obras buenas, me digo: me convertí hace once años, y ¿qué he hecho? ¿Cuáles son las obras de los santos y cuáles las mías?
obras buenas, me digo: me convertí hace once años, y ¿qué he hecho? ¿Cuáles son las obras de los santos y cuáles las mías?
Veo mis manos totalmente vacías de bien.
Te dignas consolarme: «Tú darás fruto a su debido tiempo» me dices...
¿Cuál es ese tiempo? El tiempo de todos es la hora del Juicio: me
permitirás, si persisto en la buena voluntad y la lucha, a pesar de verme tan pobre, dar frutos en esa última hora...”
Te dignas consolarme: «Tú darás fruto a su debido tiempo» me dices...
¿Cuál es ese tiempo? El tiempo de todos es la hora del Juicio: me
permitirás, si persisto en la buena voluntad y la lucha, a pesar de verme tan pobre, dar frutos en esa última hora...”
(Beato Carlos de Foucauld (1858-1916) ermitaño y misionero en el
Sahara. Meditaciones sobre los salmos. Salmo 1)
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