INMACULADA CONCEPCIÓN

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miércoles, 21 de diciembre de 2011

¡MUY FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!


Navidad

Que Dios se haga Niño, que Dios se haga hombre y hermano nuestro, nos hace exultar de alegría, de gozo, de confianza y de esperanza. Jesús es la Palabra eterna de Dios, hecha Carne, en el Vientre Purísimo de María, para que nosotros seamos salvados del pecado y de la muerte; y para que sintamos la cercanía del Señor, la intimidad de Dios, y ya nunca más vivamos con miedo…

Cristo nos busca y nos rescata en las noches de nuestra vida, en los momentos de oscuridad y tiniebla; Él está junto a nosotros, siempre, pero es necesario hacer silencio y oración, para meditarlo, para contemplarlo, percibirlo, y ser consolados, fortalecidos y pacificados (“Dios habla en la profundidad de la conciencia. Esto exige interioridad, silencio, vigilancia”: Benedicto XVI). Y, luego, llevar a Jesús al mundo, a las personas que lo buscan, angustiosamente, aún sin saberlo ellas mismas, porque les falta una amistad esencial; y Cristo quiere alegrarnos ya desde ahora, y un día llevarnos a su Pascua eterna…

Desde el Pesebre, desde la aparente fragilidad, Jesucristo nos recuerda su Mensaje, siempre vigente: la fidelidad, el servicio, la verdad, el perdón, la bondad, la misericordia… y saber encarnarnos en la necesidad del otro…

La Virgen María y San José nos enseñan a recibir a Jesús, en nuestras vidas, en nuestro corazón, con fe y con obediencia: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra”; y entregarle a Cristo nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros proyectos… Y esto se concretará en nuestro respeto y caridad hacia todos, especialmente hacia los más pobres y sufrientes, porque cuánto más cerca estamos de Dios, más cerca estamos de nuestros hermanos…

¡Qué necesidad de Dios tenemos en nuestro mundo actual, basta escuchar las noticias para darse cuenta cuánto olvido de Dios tenemos, cuánto vacío, cuánta superficialidad, a veces; cuántos gastos superfluos, cuánta violencia, cuánto derroche…! Y, frente a esto, el Niño Jesús nos viene a traer la frescura de la Fe, y la fidelidad de un amor sin retaceos, un amor maduro, alegre, afectuoso y generoso; un amor que no es mero placer, que no busca sólo su propio interés, y que sabe renunciar a sí mismo, por la felicidad de los otros…

¡Pidamos a Jesús, a María y a José, con absoluta entrega y confianza, que nos guíen por medio de la Fe, que nos sostengan por medio de la Esperanza y que nos impulsen, con alegría, por medio del Amor! Así sí, nuestra vida tendrá un sentido, y será una vida jovial, una vida abundante, porque el centro será Dios, su Palabra, su Amor, sus Mandamientos, su Voluntad, y no la nuestra, y entonces el Señor colmará de felicidad, nuestra existencia personal y comunitaria…



Quisiera terminar con estas bellísimas palabras del sacerdote belga, Lambert Noben, el cual hace de cuenta que Jesús nos habla y nos dice: “Nací desnudo, para que tú puedas renunciar a ti mismo; pobre, para que tú puedas reconocerme como única riqueza; en un establo, para que aprendas a santificar cada lugar; débil, para que no tengas miedo. Nací por amor, para que nunca dudes de mi amor; de noche, para que creas que puedo iluminar cada realidad envuelta en tinieblas. Tomé la naturaleza humana, para que no te avergüences de ser tú mismo. Nací hombre, para que puedas ser hijo de Dios; perseguido, desde el principio, para que aprendas a aceptar cada dificultad; en la sencillez, para que no seas complicado. Nací en tu vida, para conducir a todos los hombres a la casa del Padre”…



¡Que así sea, con la Gracia de Dios!...



Padre José Luis Carvajal, Buenos Aires, Argentina, Diciembre 2011