INMACULADA CONCEPCIÓN

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lunes, 23 de julio de 2012


JULIO 24





Hoy recordamos, en Argentina, a San Francisco Solano.

Era andaluz, nacido en el siglo XVI, y ya a los 15 años estudiaba humanidades y filosofía.

A los 20 años ingresó al convento de los franciscanos menores y fue ordenado sacerdote.

Forma, junto con Santo Toribio de Mogrovejo, San Luis Beltrán y San Pedro Claver, un grupo de misioneros que evangelizaron América, incansablemente…

Cuando en la región de Granada, asoló la peste, San Francisco Solano se prodigó con gran caridad con los enfermos y moribundos. Como la multitud empezaba a seguirlo, él (con humildad y generosidad) pidió ir a misionar a África, pero fue enviado a América (a nuestra provincia de Tucumán).

Se entregó a obras de apostolado y caridad en hospitales y cárceles.

Realizó una actividad misionera extraordinaria, gigante: aprendió las lenguas indígenas, levantó iglesias, organizó municipios y, siempre, también, bautizando e instruyendo en la doctrina de Jesucristo.

Vivió once años en Tucumán. Luego evangelizó por La Rioja, Córdoba, Santiago del Estero, Paraguay y Uruguay. Al final, fue destinado a Lima (Perú)…

Si bien varios de los conquistadores buscaban oro, él (el misionero) buscaba acercar personas al Señor.

Obediente, a la Voz de Dios, recorrió el incómodo camino hacia Lima. Allí, salió por las calles y plazas, con un crucifijo en la mano, invitando a todos a la conversión.

Por la noche, había que dejar abiertas las iglesias, porque muchos acudían a confesarse, tras escuchar su predicación…

Poco a poco, sus fuerzas se fueron desgastando y, tras breve enfermedad, murió a los 61 años, rezando su plegaria favorita: “Bendito sea Dios…”

San Francisco Solano es el Vicepatrono de América (la Patrona principal es Santa Rosa de Lima: 30 de Agosto) y también es Patrono de Dean Funes, de las localidades que llevan su nombre y del folclore argentino (porque, cuando iba de un lugar a otro, sólo llevaba unos libros y su violín, para poder acompañar el canto).

Pidamos a la Virgen María, poder imitar la alegría, la confianza y el entusiasmo evangelizador de San Francisco Solano…

(De mi libro: “Meditaciones diarias de paz y alegría”, José Luis Carvajal, Editorial “Santa María”, Buenos Aires, Argentina).